Los planes Urban o planes Iniciativa Urbana son uno de los muchos envoltorios que adquieren los fondos FEDER de la Comunidad Europea para acelerar el desarrollo de las regiones europeas más atrasadas, como es el caso de Andalucía. Desde que se concediera el primero de ellos a Alcalá la Real en 2008, han sido cerca de 12 millones de euros los que se han invertido en el casco histórico para facilitar su regeneración, cantidad recientemente incrementada por el Ayuntamiento en dos millones más para la construcción del Zoco de Artesanía en el antiguo convento de la Trinidad.
Sorprende que la práctica totalidad de esta inversión millonaria haya sido destinada a obra pública, fundamentalmente reformas viarias y construcción de infraestructuras de discutible necesidad. Ante tal fiebre constructora, el Ayuntamiento se ha justificado con afirmaciones del tipo “el dinero del Urban no puede gastarse en otra cosa” o “Europa nos obliga a gastárnoslo en obras”, como tantas veces se ha dicho en el pleno. Pero lo cierto es que los planes Iniciativa Urbana son mucho más ambiciosos y versátiles de lo que el Ayuntamiento ha querido ver y nos ha querido vender. Un simple vistazo a la normativa FEDER y de forma más específica a la que regula estos planes demuestra que la obra no es ni de lejos el único destino del dinero, ofreciendo la posibilidad de realizar actuaciones de todo tipo con el fin de lograr el objetivo que pretende Europa con estos planes: la regeneración urbana, económica y social de barrios degradados. Y tiene su lógica. No hay que ser muy avezado para deducir que un casco histórico con problemas de abandono y de exclusión como el alcalaíno no sólo se regenera a base de cemento y de adoquín municipal y que hacen falta estímulos de otro tipo para fijar la población. Estímulos como cursos de formación para los vecinos de la zona, planes de empleo para parados de larga duración, programas sociales, dotación de servicios como transporte urbano y hasta ayudas a la modernización e instalación de comercios. Estímulos que muchos municipios andaluces han empleado y que en Alcalá la Real han sido obviados por el Ayuntamiento con el único fin de capitalizar la totalidad de la ayuda y hacer de la Iniciativa Urbana un plan de empleo propio con el que satisfacer compromisos partidistas.
El resultado salta a la vista. Seis años y catorce millones de euros después no se puede decir que el casco histórico esté en mejor situación. Se han reformado calles y adecuado barrios para un uso turístico que aún esperamos, pero lo cierto es que la población se resiste a habitarlos ante la falta de servicios básicos de abastecimiento, la carencia de un colegio o la ausencia de medios de transporte que acerquen la sanidad, el comercio y la oferta deportiva y de ocio de la zona sur. Mientras, el Ayuntamiento sí que ha sabido invertir para aumentar notablemente su patrimonio.
La imagen de un Llanillo renovado en sus aceras que sigue perdiendo comercios y con ellos la vida es más que concluyente de lo que ha significado la Iniciativa Urbana en nuestra ciudad, una oportunidad aprovechada para hacer un Ayuntamiento más grande y una Alcalá más pequeña.
Marino Aguilera Peñalver. Artículo de opinión publicado en Ideal Alcalá la Real.